lunes, 2 de abril de 2007

Etimología infantil

Una reciente tarde cualquiera, mi esposa fue a recoger a María José, nuestra hija mayor, al finalizar su jornada preescolar. Caminaban junto con nuestra mascota, una vivaz ejemplar de la raza Beagle que responde al nombre de Anna Bertha, nombre escogido por el radiólogo de la casa, en remembranza de la esposa del descubridor de los rayos X (1).
Les faltaba poco para llegar, cuando una vecina del barrio las detuvo, demostrando gran interés por la perrita. Elogió sus atributos físicos, evidentemente heredados de su padre, un bello ejemplar argentino, campeón de la raza. Insistió en su interés por adquirir alguno de los descendientes de Anna Bertha, y en que debían avisarle cuando se tomara la decisión de cruzarla.
Quizá olvidando que los Beagle vienen en tamaños de trece y quince pulgadas (2), y probablemente con la intención de impresionar acerca de sus conocimientos de la raza, antes de despedirse, la vecina quiso saber si nuestra mascota era un ejemplar de los de «siete pulgadas».
Unos pasos más adelante, María José, que había prestado más atención a la conversación de lo que hubiéramos anticipado, demostrando un prematuro y enorgullecedor interés por las palabras y su significado, e inocente de las controversias históricas generadas alrededor del uso –o desuso- del sistema métrico, quiso aclarar una duda etimológica, que consideramos muy apropiada para sus casi seis años de edad:
-Mamá-, preguntó, -siete pulgadas son … ¿siete días de pulgas?


1. Mould, R.F.: Invited review: Röntgen and the discovery of X-rays. Br J Radiol 1995; 68:1145-1176.
2. Pisano, B.: El beagle. Editorial Hispano Europea S.A. Barcelona, 1999.


Publicado en: Panace@. Boletín de Medicina y Traducción. Vol V No 17-18, 2004.