domingo, 4 de mayo de 2008

LAS BRASAS DE TU RASTRO

Epígrafe postscripto:

En tu mano comí la sal de tu silencio
como una dócil bestia dispuesta al sacrificio.
Mi sed durará siglos.
Piedad Bonnett


En la intangible inmensidad de la tristeza
la soledad se mide con palabras.
Para poder cantarle a la tristeza
habría que llorar con lágrimas de sangre.

Tendría que escribir un largo verso
después de cada noche de tormenta.
Tendría que hablar con voz de trueno
para ensordecer al mundo con mi grito.

Tendría que tener la fuerza del relámpago
para iluminar en un segundo mil caminos.
Tendría que romper muchos espejos
para espantar todos tus fantasmas.

Tendría que quemar tantas de tus cartas
para incendiar todos tus recuerdos.
Tendría que pisar descalzo las brasas de tu rastro
y asfixiarme en el perfume de tu humo.

Tendría que olvidarte a mi lado
para volver a caminar sin sentir miedo.
En la impalpable dimensión de la tristeza
Habría que dar los pasos con palabras.


©Mario Bonilla, 1993