sábado, 3 de mayo de 2008

De siglos y milenios

Ocho años atrás, hice algunas cuentas para tratar de entender porqué habríamos de celebrar dos veces el cambio de milenio con tan sólo un año de diferencia:


Cerca de cuatrocientos años antes de nuestra era, el astrónomo babilonio Metón intentó medir el tiempo y descubrió que si utilizaba un período de diecinueve años, en el que asignaba trece meses a siete años y doce meses a los doce años restantes, se podían usar las fases de la luna, fácilmente visibles, como base para un calendario. Sin embargo, este calendario metónico, con sus ciclos de diecinueve años, resultó demasiado complicado como para ser utilizado cotidianamente.
Cerca de cuatro mil años atrás, los egipcios ya habían decidido escapar a las ataduras de un ciclo tan difícilmente divisible como el lunar y el solar, y basaron su calendario en un fenómeno mucho más predecible: el ritmo del Nilo. La puntual crecida anual de sus aguas determinaba los momentos más propicios para la siembra y la cosecha. Muy pronto, los egipcios se dieron cuenta de que un sistema de doce meses iguales de treinta días, al que se le agregaban cinco días para completar el año (días que después fueron llamados epagomenales, por no pertenecer a ningún mes), constituía un método práctico para medir el tiempo, con la función primordial de un calendario: ser capaz de unificar las actividades de una sociedad, lo que permitiría la cooperación entre los individuos para la realización de proyectos comunes.
El planeta tierra da una vuelta alrededor de su eje cada veintitrés horas, cincuenta y seis minutos y cuatro segundos. La aproximación a veinticuatro horas es una solución práctica, y a simple vista no parecería capaz de afectar la vida de una persona. De hecho, el calendario egipcio fue adoptado por los griegos, y sobrevivió muchos siglos, a pesar de su acumulada inexactitud. El año solar real es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos.
El calendario romano antiguo, introducido por Rómulo unos setecientos años antes de Cristo, constaba de diez meses y comenzaba con el mes Martius, en honor al dios de la agricultura (después dios de la guerra), Marte. Septiembre debía su nombre a que era el séptimo mes; sólo después de casi 650 años, el astrónomo Sosígenes, por encargo de Julio César, se basó en el ciclo solar, en vez del lunar, para agregar los dos primeros meses del año y crear el calendario juliano, en el que se fundamenta el método actual de medir el tiempo en el mundo occidental.
El cristianismo dio origen a una serie de festividades cuyas fechas debían calcularse con precisión, para que su celebración tuviera una representación simbólica y conservara el poder de congregación que se espera de un evento universal, como lo debe ser la celebración de la Pascua, fiesta de resurrección que forma el pilar fundamental de dicha religión.
Una de las fechas cruciales para el cálculo del domingo de Pascua es el momento en el cual en nuestro planeta, el día y la noche tienen exactamente la misma duración (equinoccio), fenómeno que sucede sólo dos veces al año, marcando el inicio de la primavera y del otoño. La fecha oficial para el comienzo de la estación que representa la abundancia, debe ocurrir siempre el día 21 de marzo. La diferencia entre los calendarios egipcio y solar implicaba una acumulación de once minutos anuales: esto llevó a que, en el año 1582, la fecha para el equinoccio de primavera fuera el día 11 de marzo.
En ese mismo año, por un decreto papal, dictado por Gregorio XIII, con el que pretendía reajustar estas fechas, se ordenó que después del día 4 de octubre siguiera el día 15, con lo cual se restablecería el orden, para que al año siguiente el equinoccio de primavera volviera a ocurrir el día 21 de marzo. Para prevenir la reaparición de este error, se omitió el año bisiesto en los años que terminan en centenas, excepto si fuesen divisibles por 400 (es por esto que el año 2000 sí es bisiesto). Como era de esperarse, hubo reacciones diversas a este decreto papal. En el campo laboral, muchos empleadores se negaron a pagar una quincena completa, ¡pues el mismo Papa había eliminado diez días de trabajo! Dentro del cristianismo, algunos se negaron a aceptar la reforma, por el hecho de haberse originado en Roma; las colonias americanas de la Inglaterra protestante sólo se acogieron a estos cambios casi doscientos años después del decreto del Papa Gregorio XIII. Por este motivo, el nacimiento de George Washington, ocurrido el 11 de febrero de 1751, pasó a celebrarse el 22 de febrero de 1752.
El debate secular que hoy sigue siendo materia de discusión –y que se hace más candente cada vez que se aproxima un cambio de siglo, o en este caso, uno de milenio- se debió a un gran error de un pequeño hombre, cometido en el siglo VI. Dionisio el Bajo, (Dionysius Exiguus), un monje de baja estatura -de ahí su nombre-, a quien se le ordenó preparar una cronología para el Papa san Juan I, decidió comenzar la cuenta de nuestra era actual con la fecha de la fundación de Roma.
Según sus equivocados cálculos, el nacimiento de Cristo ocurrió en el año 753 A.U.C. (ab urbe condita -desde la fundación de la ciudad [Roma]). Ocho días después del supuesto nacimiento (¡el cual debió realmente ocurrir unos cuatro años antes de Cristo!), asignó la celebración de la Fiesta de la Circuncisión, que desde entonces coincidiría con nuestro Año Nuevo. Dionisio convirtió el 1º de enero del año 754 AUC en el año 1 A.D. (Anno Domini, o Año del Señor). Suponiendo que la fecha de nacimiento fuera correcta, a diferencia del resto de la humanidad, a ocho días de haber nacido, ¡Jesucristo ya tenía un año de vida!
No se cumple un año sino hasta después de doce meses de vida. La segunda década de la vida se inicia cuando se cumplen diez años. Sin embargo, al omitir el primer año de vida de Jesucristo, Dionisio nos obligó a que cada siglo, que corresponde a un período de cien años, y cada milenio, que a su vez representa un período de mil años, cambie entre los años terminados en 00 y los terminados en 01. A pesar de las preferencias estéticas o personales, como nunca existió un año cero, según estos cálculos, el año 1999 no es el último del siglo. El cambio de siglo -y de milenio- debe ocurrir cuando se completen cien y mil años respectivamente, es decir, el primer día del año 2001. A pesar del despliegue de fenómenos que sí ocurrirán con el cambio al año 2000, como el posible desastre de la informática conocido como el efecto A2K, algunos visionarios de la literatura y el cine prefirieron basar sus famosas obras -como 2001: Odisea del Espacio, convertida en clásico del séptimo arte por el recién fallecido genio cinematográfico Stanley Kubrick- ciñéndose al rigor matemático.
El manejo del tiempo a lo largo de los años puede resultar tan artificial como las cábalas relacionadas con el fin del mundo como lo conocemos, o como los anuncios fallidos de la llegada de una era apocalíptica y definitiva para todos. Aunque siempre parezca sensato hacer planes para una vida inmediata mejor, no es necesario invertir una gran cantidad de energía -predominantemente publicitaria- en celebraciones de fechas que no tienen fundamento ni significado universales.
¿O acaso se equivocarán miles de millones de chinos al celebrar su próximo año nuevo -el 4698, año del dragón- el próximo 5 de febrero?
¡Feliz Año 2000!

Corolario (2008):
El calendario chino consta de una serie de trece animales que se repiten cada vez que se acabe la lista. Así, el zodíaco chino no se basa en descripciones de la posición aparente del sol con relación a las estrellas que forman las que conocemos como constelaciones sino en las características que se supone describen a dichos animales. A partir de nuestro año 2000, los animales y las fechas en que se inicia cada año son los siguientes:

4698 dragón, febrero 5 de 2000
4699 culebra, enero 24 de 2001
4700 caballo, febrero 12 de 2002
4701 cordero, febrero 1o de 2003
4702 mono, enero 22 de 2004
4703 gallo, febrero 9 de 2005
4704 perro, enero 26 de 2006
4705 jabalí, febrero 18 de 2007
4706 rata, febrero 7 de 2008
4707 buey, febrero 26 de 2009
4708 tigre, febrero 10 de 2010
4709 conejo, febrero 3 de 2011
4710 dragón, enero 23 de 2012

La cuenta puede hacerse igual hacia atrás, de donde me resulta fácil calcular que mi año de nacimiento corresponde al año de la rata.

Corolario II
Las constelaciones se ajustaron a los doce meses, de manera tan arbitraria como las figuras que supuestamente representaban los asterismos, o figuras imaginarias que parecen conformar las estrellas en el cielo. Su interpretación varía entre las diferentes culturas. Si para los griegos y romanos una figura podía parecer un escorpión, para los maoríes el mismo grupo de estrellas parece un anzuelo. En general, las estrellas que conforman esos asterismos no están cerca unas de las otras, ni tienen otra relación entre sí, fuera de estar hechas de gases similares.
Para ajustar los doce meses, fue necesario eliminar a la constelación que representa a Ofiuco, a pesar de que el sol, en su curso aparente por la bóveda celeste, atraviesa el cuerpo de ese gigante. Al ajustar las constelaciones a doce períodos iguales, la teoría se contradice, pues hay constelaciones que ocupan un espacio aparente mucho mayor que otras en la bóveda celeste. Así, las trece constelaciones por las que el sol parece cruzar,tienen fechas que son proporcionales a su tamaño, y que podrían hacer estremecer a quienes descubran que estaban leyendo el pronóstico equivocado que le deparan los astros (quizá eso cambie su suerte, ahora que pueden corregir el error). Aquí están las fechas de las 13 constelaciones del zodíaco real, cuyos períodos siempre se traslapan. Consulte su astrólogo de cabecera en caso de que su fecha coincida con dos constelaciones, o si su signo resulta no estar en la lista de los elegidos.

Capricornio: enero 19 a febrero 18
Acuario: febrero 18 a marzo 13
Piscis: marzo 13 a abril 20
Aries: abril 20 a mayo 13
Tauro: mayo 13 a junio 21
Géminis: junio 21 a julio 20
Cáncer: julio 20 a agosto 11
Leo: agosto 11 a septiembre 18
Virgo: septiembre 18 a noviembre 1o
Libra: noviembre 1o a noviembre 22
Escorpión: noviembre 22 a diciembre 1o
Ofiuco: diciembre 1o a diciembre 19
Sagitario: diciembre 19 a enero 19

Corolario 3
Igual de artificial resulta el calendario de la patafísica, creada como un movimiento que algunos asimilan al surrealismo. La patafísica ha sido definida como la «Ciencia de las soluciones imaginarias que acuerda simbólicamente a los lineamientos las propiedades de los objetos descritos por su virtualidad». Se le llama así por estar después de lo que queda más allá de la física (la metafísica). Se le atribuye a Alfred Jarry la creación de un calendario propio, con meses de 28 días, excepto gidouille, de 29. Los meses del calendario patafísico son:
absolu
haha
as
sable
decervelage
gueules
pedale
clinamen
palotin
merdre
gidoulle
tatane
phalle