jueves, 1 de marzo de 2007

BENEDICTVS

Pontífice significa «constructor de puentes», denominación heredada de los Sumos Sacerdotes en tiempos del Imperio Romano. La palabra Papa viene de una sigla: «Petri Apostoli Potestatem o Accipiens», cuya traducción al español es algo así como «El que recibe la potestad del apóstol Pedro».
El nombramiento del nuevo Papa se hace por una junta de cardenales de la Iglesia católica, mediante una votación que los cardenales escriben con su puño y letra en papeletas que luego son incineradas en una urna especial. Esta votación se hace a puerta cerrada, de ahí su nombre, que viene del latín y significa «bajo llave»: cónclave. Sólo cuando se obtiene un candidato cuya votación sea mayoritaria, las papeletas son incineradas junto con unas sustancias que producen el humo blanco que precede al famoso anuncio público de «Habemus Papa».
El elegido escoge un nombre para ser identificado por sus feligreses, comúnmente alusivo a algún santo o beato. En los días anteriores a la elección de Joseph Ratzinger, el nuevo Sumo Pontífice, hubo muchas especulaciones alrededor de quién sería el nuevo Papa, y cuál su nombre papal. De hecho, en dos muy concurridas casas de apuestas por internet, la irlandesa Paddy Power y la inglesa William Hill, se establecieron como favoritos los nombres de Benedictus, Juan Pablo, Juan o Pío. Benedictus fue el preferido por los jugadores, pagando 3 dólares por cada dólar apostado. Como es de suponer, la Iglesia condenó las apuestas, calificadas como muestra de mal gusto e inmoralidad.
Benedictus es un nombre originado en el cristianismo, que presenta diversas formas, como Benedicto o Benito. Significa bendito, aquel sobre quien se han invocado todos los bienes. También tiene dos formas femeninas, Benedicto y Benita. Como nada en la Iglesia católica es casual, el nombre del Papa actual está cargado de significados. Para algunos, significa «El que dice bien las cosas, el que habla santamente.» Benedictus es además una trascendente oración. Cuando San Juan Bautista nació, su padre le canta el himno Benedictus, que en esencia dice «este niño será Bendito porque abrirá los caminos para la llegada del mesías. »
Los exalumnos del Colegio San Carlos de Bogotá, recordamos que San Benito, patriarca de los monjes benedictinos, sugería dedicación al trabajo, tanto intelectual como manual, a la oración y a la lectura, con su lema para la vida monástica: Ora et labora, que significa «reza y trabaja». La fiesta de San Benito es el día 21 de abril.
Los Benedictos y los Benitos tienen un nombre lleno de bendiciones, llevado por muchos santos y por lo menos por quince Papas, como se indica en la lista siguiente, en la que se incluyen las fechas de cada papado Benedicto, con su respectivo número consecutivo.
Nótese que Benedicto IX tuvo tres diferentes períodos papales. También cabe señalar que Benedicto X, Giovanni di Velletri, no está en la lista oficial de Papas, por ser considerado un antipapa, es decir, uno que ha reclamado el título papal en forma no canónica, usualmente como muestra de oposición a los cánones de la Iglesia católica, en épocas de turbulencia religiosa.

No. 62. Benedicto I (575-579)
No. 81. S. Benedicto II (684-685)
No. 104. Benedicto III (855-858)
No. 117. Benedicto IV (900-903)
No. 132. Benedicto V (964-966)
No. 134. Benedicto VI (973-974)
No. 135. Benedicto VII (974-983)
No. 143. Benedicto VIII (1012-1024)
No. 145. Benedicto IX (1032-1044)
No. 147. Benedicto IX (1045-1045)
No. 150. Benedicto IX (1047-1048)
No. 194. B. Benedicto XI (1303-1304)
No. 197. Benedicto XII (1334-1342)
No. 245. Benedicto XIII (1724-1730)
No. 247. Benedicto XIV (1740-1758)
No. 258. Benedicto XV
No. 265. Benedicto XVI

Un roncus, dos roncus, muchos estertores.

Como norma general, los latinismos hacen el plural en –s, en –es o quedan invariables, dependiendo de sus características, como ocurre con términos prestados de otras lenguas:

Ratio / ratios
Lapsus/ lapsus
Déficit/ déficits
Hábitat/ hábitats
Vademécum/ vademécums
Ítem/ ítems

Únicamente se apartan hoy de esta tendencia mayoritaria los latinismos terminados en -r procedentes de formas verbales, como cónfer, exequátur e imprimátur, cuyo plural sigue siendo invariable.

También constituye una excepción la palabra álbum, cuyo plural asentado es álbumes y no álbums. Cuando de algún latinismo exista una variante españolizada, se preferirá siempre ésta y, consecuentemente, también su plural; así se usará armonio (pl. armonios) mejor que armónium; currículo (pl. currículos) mejor que currículum; referendo (pl. referendos) mejor que referéndum, etc.

No deben usarse en español los plurales latinos en -a propios de los sustantivos neutros, tales como corpora, currícula, referenda, etc., que sí son normales en otras lenguas como el inglés.

Las locuciones latinas, a diferencia de los latinismos simples, permanecen siempre invariables en plural: los statu quo, los currículum vítae, los mea culpa, etc.

No se me ocurre una situación en la cual se ausculte un solo roncus. En latin, el plural sería ronchi, que en versión castellanizada se escribiría ronqui. Para evitar el aburrimiento y la confusión con los ronquidos, ¿porqué no decir simplemente estertor/estertores?

Uso de los signos de interrogación y de exclamación.

Según la Real Academia Española. Ortografía de la Lengua Española. Edición Revisada por las Academias de la Lengua Española, 1999.

Los signos de interrogación (¿?) y de exclamación (¡!) encierran enunciados que, respectivamente, interrogan o exclaman. Los primeros se utilizan para delimitar enunciados interrogativos directos; los segundos demarcan enunciados exclamativos, también en estilo directo, e interjecciones. Ejemplos:
¿Comisteis ayer en casa?
¿Dónde has comprado ese traje?
¡Eso es una injusticia!
¡Qué magnífica pintura!
¡Ay! ¡Eh! ¡Oh!
En la utilización de tales signos es preciso tener en cuenta estas consideraciones generales:

Los signos de interrogación y de exclamación son dos en cada caso: los signos que indican apertura (¿¡) y los signos que indican cierre (?!); se colocan al principio y al final del enunciado interrogativo y exclamativo, respectivamente.

En nuestra lengua es obligatorio poner siempre el signo de apertura, que no deberá suprimirse a imitación de lo que ocurre en la ortografía de otras lenguas, en las que solo se usa el signo final porque tienen otras marcas gramaticales que suplen el primero. No obstante, en ocasiones, se utilizan los signos de final de interrogación (?) o de exclamación (!) entre paréntesis, como expresión de duda, sorpresa o ironía. Ejemplos:

Andrés Sánchez López es el presidente (?) de la asociación.
Un joven de treinta y seis años (!) fue el ganador del concurso.

El signo de principio de interrogación o de exclamación se ha de colocar donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no comience con él el enunciado.

Ejemplos:

Con respecto al uso de los signos de interrogación en español ¿queda aún alguna duda?

Si de ahora en adelante utilizas en forma correcta los signos de exclamación en nuestra lengua ¡que sorpresa nos darías!

HAZ / HAS / AS

Palabras homófonas que pueden tener significados diferentes. No nos dejemos confundir a la hora de escribirlas.

Si nos referimos a un conjunto de rayos luminosos o de otra índole, se escribe con z, como en un haz de rayos X, lo mismo que cuando hacemos mención de un atado de objetos diversos, como un haz de trigo, leña u otras. Si nos referimos a la insignia de los cónsules romanos, también escribimos haz. La palabra haz tiene otras acepciones en el diccionario; puede hacer referencia a la formación de una tropa, a una fachada o a una cara: de una persona, de una tela, o de una hoja.

La forma imperativa del verbo hacer, conjugado en segunda persona, también lleva z, como en «haz tu trabajo, pero hazlo bien.»

El indicativo presente del verbo haber, en cambio, se escribe con ese: has dicho lo correcto, ¿dónde has estado?

Si se escribe sin hache, pero también con ese, corresponde a la carta de la baraja, la cara del dado marcada con un punto, una antigua moneda romana o una persona sobresaliente en una profesión u oficio.

Haz tu tarea. ¿Has entendido, mi as?

Severo

«…Don Severo Grave, que siempre ha sido reconocido por su severidad, sufrió un severo dolor abdominal que lo ha dejado grave. Su escanografía reveló una pancreatitis severa, que cumple con criterios para un índice de severidad de 5 puntos, la cual se ha asociado a una mortalidad de hasta un 35 %...»

En español, severo significa serio o riguroso y es un calificativo que se debe usar solamente para describir el carácter de una persona.

El uso erróneo de severo se ha diseminado como una enfermedad maligna, hasta el punto de que la mayoría de las personas que usan dicho término desconocen su verdadero significado, y descartan cualquier observación acerca de su incorrección.

Si el traductor de Óscar Wilde hubiera sido más severo, habría tenido en cuenta el juego de palabras que el autor proponía para una de sus más conocidas obras, en la cual su personaje central tenía una personalidad rigurosa. Así, Earnest hacía referencia, tanto al nombre homófono, como a la exigencia del personaje por el cumplimiento de las normas; por ello, la obra debió llamarse en español «La importancia de ser Severo», manteniendo el sentido y el juego verbal que Wilde quiso darle.

No hace falta mucha imaginación para traducir el adjetivo inglés severe como grave, intenso, gran, fuerte, extenso, importante, grande o avanzado. Sin embargo, hoy los dolores, los accidentes y hasta la risa pueden recibir este calificativo. ¡«Severo error»!

BURNOUT

Hace un par de años, solicité autorización para reproducir este mensaje a Fernando Navarro, MD, traductor médico, miembro de la comisión de traducciones de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y autor de la «Biblia» de la traducción médica, el Diccionario crítico de dudas inglés – español de medicina, conocido entre los traductores como «el libro rojo».

Antes de que saliera la segunda edición de su diccionario, pedí a Navarro que me permitiera transcribir esta entrada como una primicia para mis potenciales lectores. Escribió Fernando:

«Recomiendo evitar el anglicismo «burnout» para designar este trastorno psicológico que puede afectar a cualquier trabajador, pero es especialmente frecuente entre los médicos y otros profesionales sanitarios. Entre sus síntomas más frecuentes se cuentan los siguientes: depresión, agotamiento, insomnio, cefalea, irritabilidad, y actitud cínica o suspicaz. Suele estar causado por un cúmulo de circunstancias, como el estrés crónico, la sobrecarga profesional, los horarios excesivos y guardias intempestivas, el agotamiento emocional por la incapacidad de ayudar al paciente, la despersonalización y masificación de la medicina, y la sensación de falta de realización personal.

En cuanto a la forma de llamarlo en español, en el registro coloquial suele decirse que Fulano de Tal 'está quemado', y en el registro técnico, que padece el 'síndrome del desgaste profesional'.

Puedes usar la entrada como más te guste, por supuesto. Si deseas citar la segunda edición del libro rojo, aquí van los datos bibliográficos:
Navarro, F. A.: Diccionario crítico de dudas inglés-español de
medicina (2.ª edición). Madrid: McGraw-Hill·Interamericana, 2005.

Saludos,

Fernando A. Navarro
Cabrerizos (Salamanca, España)»

Es fácil adivinar que poseo mi propia copia de la segunda edición del «libro rojo», amablemente autografiada por su autor, y enviada por encargo desde una librería española. (Doné mi ejemplar de la primera edición a la Biblioteca del Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá) Los interesados en esta nueva edición podrán averiguar con la representación local de la casa editorial, pues ya desde el año pasado circula en Latinoamérica.

ASCARIASIS / ASCARIDIASIS

Es común dudar al escoger el sufijo más adecuado para las enfermedades infecciosas o parasitarias en español.
Ante la duda, las terminaciones en -iasis se usan de acuerdo a la denominación en inglés, idioma en el que también hay dudas al respecto.
Aunque ambas variantes están en uso, se propone seguir el criterio de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE):
usar siempre la terminación en –iosis: ASCARIOSIS.
Una excepción a la norma sería MIASIS.

El man de la Mancha

Así tituló Soledad Moliner una de sus columnas filológicas, en la que hacía alusión al cuatricentenario, celebrado el 16 de enero, de la primera publicación de la que para algunos ha sido considerada la «Biblia de la Humanidad». Según don Miguel de Cervantes Saavedra, esta obra fue engendrada en una cárcel, probablemente la de Sevilla, en donde pasó unos meses en 1597. La obra sigue vigente, quizá por los sencillos y reveladores valores y postulados del Caballero de la Triste Figura.
Desde su primera publicación en 1605, el castellano usado por el Ingenioso Hidalgo ha evolucionado, como suelen hacerlo todos los idiomas y lenguajes, hasta el punto que, si pudiera leer sus versiones modernas, probablemente no entendería la descripción de sus propias aventuras. La evolución de los idiomas es favorable, pues los hace crecer y adaptarse a los cambios de las civilizaciones que los utilizan. Pero algunos pasos evolutivos pueden llevar a su extinción. Es por ello que debemos tener cuidado al usar nuestro lenguaje, para evitar caer en versiones que nada aportan al desarrollo cultural, y que terminan siendo sólo divertidos ejemplos, como la siguiente muestra, que compara la versión original con una en espanglish, esta última tomada de la citada columnista:

En un place de La Mancha, whose name no quiero remembrear, vivía, not so long ago, uno de esos gentleman who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet para los sábados, lentil para los viernes, y algún pigeon como delicacy especial para los domingos, consumían tres quarters de su income. El resto lo employaba en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín para los holidays, with sus slippers para combinar, while los otros días de la semana usaba los más finos cloths. Living with él eran una housekeeper en sus forties, una sobrina not yet twenty y un ladino del field y la marketa que le saddleaba el caballo al gentleman y wieldeaba un hookete para podear el garden. El gentleman andaba por los fifty. Era de complexión strong pero fresco en los bones y cara leaneada y gaunteada. La gente sabía que era un early riser y que gustaba mucho huntear. Su lastname era Quijada or Quesada –hay different opinions al respecto- pero plausibles conjecturas hacen pensamiento de que era really Quejada. But esto no es de great importance para nuestro cuento, proviniendo que nos mantengamos pegados a la truth.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.